Dreaming

De los millones de personas que habitan en el mundo, de las miles de personas que pasan por tu vida sin que te des cuenta, tú te fijas en una. Te preocupas, prestas atención e intentas conocer a dicha persona. La conoces. Te interesas por sus aficiones, tratas de causar buena impresión y te das cuenta de que ha valido la pena el esfuerzo. Ese alguien comienza a hacerse más importante, cada vez sabes más a cerca de dicha persona y cada vez, sin darte cuenta, te gusta más. Te gusta. Llegas a la conclusión de que te gusta, lo admites. Un día, de repente, te das cuenta de que tú también le gustas a esa persona y todo cambia; no importa lo que estén haciendo el resto de las millones de personas del mundo, da igual que haga frío, nieve, llueva o te mueras de calor. Todo se hace más especial y más intenso: te enamoras. Te das cuenta de que lo estás y todo te parece maravilloso hasta que llega un día en el que las cosas cambian, esta vez para mal. Lo que antes era un 'siempre' se convierte en un 'a veces' para finalmente ser un 'nunca'. Sientes que todo se te viene encima, que no podrás salir de esta, dices que te rindes y que definitivamente renuncias a eso que algunos llaman amor pero lo que no sabes es que es imposible, no te puedes rendir. Cuando crees que finalmente has pasado página, que te has olvidado por completo de aquella persona que un día lo era todo para ti, aparece otra nueva y el proceso se repite. Quizá este proceso no se repita al pie de la letra, quizá cambie alguna pequeñez, pero a grandes rasgos es así. El amor es un círculo vicioso que, una vez que entras, no hay forma de salir.