Las personas.

Gracias por haber querido entrar en el mundo de los seres individuales dotados de vida y sensibilidad.

Cuídale : )

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Tonta

Quizá en las situaciones más extremas y peligrosas mi mente me de un premio y consiga visualizarte de forma perfecta, tanto que resulte casi real.

Y lo más triste es que soy tan estúpida que sería capaz de arriesgar la vida solo por verte una vez más.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

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Con el cielo gris a causa de las nubes y una leve lluvia que a penas mojaba el suelo, bajo la luz de una farola de las calles de Madrid y con cientos de personas desconocidas a su alrededor, yendo de un lado para otro, se decidió a dar el gran paso. Sus rodillas temblaban por culpa de los nervios y su corazón podía escucharse latir desde bien lejos, pero estaba convencida, iba a hacerlo. Mientras él la miraba fijamente, con ese brillo especial en los ojos, ella introdujo su mano en el bolsillo de la chaqueta y rebuscó, finalmente sacó un papel doblado por la mitad, extendió la mano y se lo ofreció al chico. Él la miró extrañado, no se esperaba algo así, pero aunque no sabía muy bien de qué se trataba, agarró el papel con fuerza y ella dejó que lo cogiera.
-Me voy -dijo ella con la voz algo temblorosa.
-¿Tan pronto? -volvió a mirarla extrañado, esta vez con un punto de tristeza en sus preciosos ojos verdes.
-Sí, me esperan en casa y...
-¿No puedes quedarte más? -no dejó que ella terminase la frase.
-No, es que está lloviendo y... bueno, tengo que estudiar...
-Está bien, pero al menos espera hasta que lea la nota. -dijo mientras la desdoblaba.
-¡No! No... leela cuando yo no esté, esta noche me llamas o... me mandas un mail... no sé, lo que quieras. -dijo mientras se perdía entre la gente.

viernes, 14 de agosto de 2009

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Sonrisas echadas al aire sin ningún significado, llenas de sentimientos, cargadas de amor, vacías para cualquiera que las mire sin atención. Sueños infantiles, cuentos de hadas, historias con final feliz, príncipes azules... Sueños que tratan de ser esperanzadores y al fin y al cabo solo muestran lo que en realidad queremos ver.
Aún siento sin querer ese cosquilleo en el estómago cada vez que le veo; como si fuese la única vez que fuera a escuchar a sus labios decir una palabra escucho cada sonido con todo mi interés, analizo cada movimiento, sigo sus pasos, imagino un mundo nuevo a su lado, siento la felicidad con el simple hecho de una sonrisa... sigo cargada de ilusión esperando cualquier señal, con solo su presencia puedo escuchar mi corazón latiendo con fuerza...

La sangre revolucionaria inunda mis jóvenes venas.

Sin argumentos, sin principios, sin ideas propias, sin estilo, sin personalidad, sin pensamientos: vacíos.
Es más fácil engañar y convencer a personas analfabetas que a personas inteligentes.
La sociedad se mueve como un rebaño de ovejas: si una se tira todas van detrás. Somos una panda de borregos atrapados en un mundo capitalista cuyo objetivo siempre es egoísta, siempre busca su propio bien. No nos preocupa lo demás, solo lo nuestro; no nos fijamos en los pensamientos o las ideas, tan solo en el aspecto. Juzgamos al libro por la cubierta.


Tanto tienes, tanto vales.

martes, 11 de agosto de 2009

Media sonrisa y un montón de rosas rojas.

Era un domingo de febrero, de esos en los que comienzan a verse los primeros indicios de que se acerca marzo y con él la primavera. El cielo se encontraba nublado pero no amenazaba con llover, era un alivio, porque acababa de salir de la peluquería y no me habría hecho nada de gracia mojarme. Yo caminaba con paso lento y torpe, me agobian demasiado las aglomeraciones. Llevaba la mirada perdida por lo que me choqué varias veces con diferentes personas, la mayoría señoras mayores, y a más de la mitad no las pedí disculpas. Había pasado el centro de la plaza, la peor parte desde mi punto de vista, me disponía a salir por uno de los laterales y callejear un poco hasta llegar a casa, continuaba con el agobio a causa de la gente y no prestaba atención ninguna a los rostros de la gente. Ya estaba bastante lejos de aquel infernal lugar, digo infernal porque apesar de estar nublado hacía un calor increíble para ser febrero, cuando me topé con otra masa de gente: caras de desconocidos moviéndose a diferentes velocidades que conseguían marearme y desorientarme. "¡Por fin!" pensé cuando finalmente estaba llegando a la zona de callejuelas por las que no había apenas gente, pero qué lástima, mi gozo en un pozo, otra masa de personas imparables se dirigía hacia mí. En ese momento estaba tan harta que decidí caminar sin cuidado, aunque me chocase con todas aquellas personas yo debía salir ya de aquel lugar. Al principio no me fue mal, pero después comencé a chocarme con todo el mundo y muchos de ellos no paraban de gritarme insultos y palabras malsonantes. Ya sí que estaba fuera de peligro, había entrado en una callejuela que conocía como la palma de mi mano, tardaría unos escasos cinco minutos en llegar a casa. "¡Mierda!" grité mentalmente cuando volví a chocarme con alguien, esta vez era un chico que llevaba un montón de rosas rojas agrupadas en un ramo: -Perdón. -me salió una voz horrible ya que hacía bastante que no hablaba y me sentí avergonzada.
-Ha sido culpa mía. -respondió él con media sonrisa. Me encantó.
-Oh, mierda. -dije casi gritando, desesperada, al ver que le había tirado unas cuantas rosas al suelo. Me agaché a cogerlas y él hizo lo mismo.
-Tranquila, no te preocupes, no pasa nada. -su voz sonaba tan convincente que llegué a pensar que realmente le daba igual. Nos levantamos nuevamente a la vez y le ayudé como pude a colocar las rosas de nuevo en el ramo. -No, estate quieta, no hace falta que las coloques.
-Claro que hace falta. -le respondí con un tono que me sonó demasiado borde.
-Me llamo Mario. -me tendió su mano y yo la estreché con delicadeza.
-Yo soy Naiara. -respondí con una sonrisa cordial.
-Bonito nombre. Toma. -escogió una rosa, debo decir que la mejor de todo el ramo, y me la entregó. No pude negarme, entre otras cosas porque en aquel momento no me encontraba con los pies sobre la tierra, todo aquello parecía un sueño.

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Nada más nacer te hacen sentir pequeño, te hieren en casa y te pegan en el colegio hasta que el dolor es tan grande que no sientes nada. Te odian si eres inteligente y te desprecian si eres tonto. Cuando te han torturado y asustado esperan que elijas una carrera pero estás tan atemorizado que no puedes seguir sus reglas. Te drogan con religión, sexo y televisión; te crees tan listo, independiente y libre... Te dicen que hay un sitio en la cima pero antes debes aprender a sonreir mientras matas...

Luna Nueva.

[...]

Retrocedió unos centímetros para examinar mi rostro.

-Ayer, cuanto te toqué, estabas tan... vacilante, tan cautelosa. Y todo sigue igual. Necesito saber por qué. ¿Acaso ya es demasiado tarde? ¿Quizá te he hecho demasiado daño? ¿Es porque has cambiado, como yo te pedí que hicieras? Eso sería... bastante justo. No protestaré contra tu decisión. Así que no intentes no herir mis sentimientos, por favor; sólo dime ahora si todavía puedes quererme o no, después de todo lo que te he hecho. ¿Puedes? -murmuró.

-¿Qué clase de pregunta idiota es ésa?

-Limítate a contestarla, por favor.

Le miré con aspecto enigmático durante un rato.

-Lo que yo siento por ti no cambiará nunca. Claro que te amo y ¡no hay nada que puedas hacer contra eso!

-Es todo lo que necesitaba escuchar.

En ese momento, su boca estuvo sobre la mía y no pude evitarle. No sólo porque era miles de veces más fuerte que yo, sino porque mi voluntad quedó reducida a polvo en cuanto se encontraron nuestros labios.

[...]